lunes, 31 de diciembre de 2007

Crónica La Vallesa de Mandor - Benaguacil

Camins que no oblido,
ni oblidaré mai,
vagin a muntanya,
o al fons d’una vall.
Camins que s’enfilen,
a la llum dels cims,
o, dòcils, voregen,
les aigües dels rius.
Antoni Massanell

Parece que últimamente vamos de anexos o dicho de otra forma de re-escribir o más bien ampliar lo que ya estaba escrito. Con esto solo intentamos actualizar todo lo nuevo que vamos descubriendo, y es que realmente cada día descubrimos algo nuevo. No se trata de hacer una crónica diaria, pero hay cosas que merecen la pena ser contadas, y esta es una de ellas. Como descubrimos hace dos semanas, las actuaciones sobre el parque del Turia siguen avanzando, y cumpliendo con lo que entonces prometimos, queríamos cruzar el puente sobre el río que vimos entre La Presa y Valencia la Vella.
Aprovechando este paso sobre el río, era el momento de adentrarnos en una zona cercana pero a la vez distante. El propio hecho de que los accesos fueran complicados, venía a ser el factor determinante para que nunca la hubiéramos transitado. Pero hoy ha llegado el momento y con esta idea, programamos sobre el Google Earth una pequeña ruta que atravesara la Vallesa de Mandor en un recorrido lo más largo posible. Hecho y cargado en el GPS, ahora solo queda seguir las instrucciones de la máquina para llegar a buen puerto y cruzar el río por el sitio correcto y seguir la ruta que hoy nos llevará a nuestro querido "Le Montielet" (El Montiel, en Benaguacil), véanse:
Cargados con nuestras mochilas para deleitarse con un almuerzo allí arriba, disfrutando de unas preciosas vistas y de la tranquilidad que el lugar evoca en todos nosotros, salimos de la base y rápidamente tomamos un camino poco recorrido aunque por sus características de terreno biker y la cercanía al río con sus espectaculares vistas debería de ser más común para nosotros ya que no nos desvía demasiado del trazado que nos lleva hacia nuestros dominios. Nos lanzamos pues por la bajada del barrio San Francisco hacia el río, y nada más pasar el puente sobre la acequia giramos a la derecha para transitar paralelos al Turia por espacio de un par de kilómetros.

Aquí vemos que ya hay otro puente en marcha, y el camino en el otro lado parece que avanza a buen ritmo. Inmediatamente vemos una de esas estampas sacadas del National Geographic; sobre un árbol ya despojado de sus hojas contamos hasta 9 aves, algunas con las alas abiertas intentando captar el leve calor de los primeros rayos de sol que, perezoso, va arrancando a las riberas del río las características brumas matinales en los días fríos como hoy.

Impresionante estampa. Deliberamos sobre si serán Garzas o qué, pues su tamaño es considerable, aunque nos extraña tal acumulación. Estamos en estas cuando inequívocamente nos sobrevuela una de ellas, no será la última vez que la veamos hoy, pues nos acompañará a lo largo del camino en muchos tramos.
Poco después cruzamos a la otra ribera y giramos a la izquierda junto a una gran balsa de riego, aquí una buena rampa nos da la bienvenida y nos hace entrar en calor a pedaladas, tirando de riñón. No será suficiente, pues el terreno algo mojado nos hará perder tracción y con ello pie a tierra: esto se esta convirtiendo en algo demasiado habitual.
Arriba un precioso cortado sobre la ladera nos dará una magnifica vista de un mirador colgado sobre la balsa, y más allá el río serpenteando entre la huerta valenciana a la que da vida.

Tras el parón fotográfico seguimos por el camino pegado al by-pass para cruzar por debajo del puente que salva el Turia. Hasta ahora nos ha sorprendido la cantidad de caminos que hay en esta zona y que dan para un buen paseo junto a la casa-torre que inconfundiblemente vemos siempre que pasamos por el by-pass. Pero para sorpresas las tenemos a partir de aquí. Nos acabamos de meter de lleno en el bosque de la Vallesa, en el que también hay innumerables caminos por los que transitar.

Poco a poco el paisaje va cambiando y nos vamos introduciendo en un lugar mágico, casi místico. Parece mentira que esto esté a tan solo 6 km. de casa. Este tupido bosque brumoso teje una red de caminos y sendas a cual más espectacular de transitar.
Además las lluvias de esta semana han limpiado todo el follaje y el intenso verdor salta a nuestros ojos casi furioso, la naturaleza, no contenta con eso y celebrando también la navidad nos brinda gotas de agua colgadas como perlas de las hojas de los árboles, dando aún más si cabe una sensación de bosque encantado que nos embriaga y cautiva de forma irremisible.
Seguimos transitado por tan magníficos parajes serpenteando por la red de caminos que surgen por todas partes y vamos ganando altura, no mucha, solo lo suficiente como para llegar al acantilado que vemos a la altura de la presa al otro lado del río. Hoy estamos al otro lado, y la vista es magnifica.
El Turia a nuestros pies, tras él el pequeño bosque de la presa y justo por detrás el Monte Mayor, algo más a la derecha la Muntanyeta, más a la derecha aún Les Rodanes y aún un poco más y justo por encima de la línea de pinos nuestro destino de hoy, y vertebrando esta magnifica vista el río, que viene hacia nosotros saltando el azud del cual nacerá a los pocos metros la acequia de Moncada. Seguimos por los caminos alucinando a cada pedalada, sencillamente este paseo nos ha dejado una inmejorable sensación.

Llegamos a una zona en la que los cultivos se entremezclan con el bosque; almendros y naranjos, estos últimos nos llevarán a una zona con una puerta al fondo y más allá entramos en las urbanizaciones de La Cañada, antes de llegar a esta puerta a la izquierda hay un tramo en el que no hay valla y por aquí podremos continuar por un camino que sigue adentrándose en el bosque. Si hasta ahora nos habíamos asombrado del paisaje ahora sencillamente alucinamos, las sensaciones de estar en un bosque de cuento de hadas se multiplican y casi nos abruman, estos caminos nos llevarán hasta la vía del metro y zigzagueando por estos llegaremos junto a la depuradora junto a la Masía de La Vallesa de Mandor, impresionante finca que data del siglo XVIII y que está rodeada de naranjos. Por aquí bajamos hacia el río para cruzar sobre el puente que vimos hace dos semanas. Sorpreeesa..., el puente no lo encontramos, sabemos metro arriba metro abajo donde está, pero no podemos acceder a él pues una barrera infranqueable de cañas y zarzas nos impide el paso y su visión. Después de dar como unas mil vueltas decidimos que hay que volver atrás o recorrer 4 km. por carretera, aún sin gustarnos la idea, convenimos que es lo mejor así que "piernas para que os quiero" nos ponemos a pedalear con ganas en dirección a Riba-Roja, y una vez allí a buscar el conocido camino que paralelo al río nos lleve a coronar la montaña que hoy nos espera después de varias semanas de tenerla abandonada.

Han sido unos 18 km. de nuevo trazado, tan magnifico y asombroso que prometemos volver, eso si, cuando encontremos el camino correcto. De momento dejaremos algo de tiempo para que los cambios en el trazado del parque del Turia se vayan consolidando. Nosotros mientras tanto seguiremos recorriendo nuestros caminos y dando fe cuando sea conveniente de los cambios acaecidos. La ruta, sin ser nueva en su totalidad sí tiene un principio nuevo que es una buenísima variante de las rutas que se encaminan hacia nuestras montañas, y de esta manera por una u otra variante podremos disfrutar de muchos kilómetros de buenas sensaciones a lomos de nuestros caballos de acero. Y es que en definitiva, en nuestras rutas remontar nuestro río siempre nos da buenas sensaciones.