martes, 29 de julio de 2008

Travesía por la Calderona. Del Pla de Lluc a Tristany (Adenda Primavera 2008)

"Otro de esos días en la Sierra,

en el transcurso de los cuales

tengo la impresión de disolverme y de ser absorbido,

para después palpitando,

ser enviado no se bien hacia dónde."

John Muir


Perfecto. Ese sería el titular de nuestra adenda a la anterior travesía en la Sierra Calderona.


Lo podríamos dejar así y ya está, como titular y resumen está bien pero entonces nos perderíamos los detalles, y como no queremos eso pues allá vamos.
La climatología adversa de las últimas semanas nos da tregua un sábado más, después de chafarnos el único fin de semana que no queríamos perdernos (el de Fredes) nos sigue respetando, al menos hasta llegar a la base, como la semana pasada (que vino la tormenta persiguiéndonos desde Riba Roja y nos dio tiempo justo de entrar en casa), hoy no nos ha amenazado lluvia pero se iba complicando el cielo a marchas forzadas. Las intensas lluvias caídas en Manises esta noche no deben de haber sido tan intensas en la Calderona, pues los caminos estaban magníficos para rodar, ni un gramo de barro y apenas 4 charcos en todo el camino, eso si, la montaña rezumaba agua por los 4 costados y la vegetación empapada del agua caída en los últimos días se mostraba rabiosamente exuberante, avasallándonos con su abrumador despliegue de color y mostrándonos una gama de verdes tan amplia e intensa que empequeñecía todo lo que habíamos visto hasta el momento en otras rutas.



La limpieza del aire pues, no distorsionaba la pureza de los colores, que competían por mostrarse más intensos que los mismos aromas que, la humedad multiplica en esta primavera que va cumpliendo su etapa con una disciplina ya hace tiempo olvidada. Nos acompaña por un buen rato el rumor del agua corriente abajo por los barrancos, alejándose de nosotros mientras canta en la rompiente de las rocas y saltos que la precipitan montaña abajo.

Nosotros proseguimos nuestra subida entre las sombras que nos ofrece el camino metido en lo más profundo del valle y rodeado de arboles, tan grande es la variedad de especies que cuesta enumerarlos. Conforme ganamos altura hacemos alguna parada para admirar el paisaje, la limpieza del aire nos permite ver con toda claridad las montañas más lejanas, allá por la serra de Aitana entre otras.




No queríamos hacer hoy muchas paradas fotográficas pues la ruta ya la tenemos documentada, pero la claridad y limpieza del día nos obliga a cada momento a ir parando. No nos arrepentimos en absoluto pues merece la pena cada parada. El contraste de la montaña abrazándose con el cielo nos deja una estampa de postal que oportunamente capturamos para el recuerdo. Es tan nítida la separación entre el verde y el azul que más que un abrazo parece un choque perfectamente definido, una línea trazada a cuchillo y rellenada con abundancia de color, intenso en el caso del verde de la vegetación, mezclado con el rojo de la montaña, refulgente en el caso del azul celeste, hoy no se difumina a blanco llevado por la bruma, hoy permanece intenso, vivo, inmenso.


Ante este despliegue de poderío de los elementos parece que el camino es lo de menos, la dureza de la ruta y el desgaste a que nos está sometiendo la subida es tremendo, hasta Tristán serán tan solo 12 km. pero de constante subida, tan solo un par de rampas muy duras, pero la constancia del desnivel pasa factura, tanto física como mentalmente. Nos adelantan algunos bikers que veremos ya en Tristán, ellos por lo visto no se paran a admirar el paisaje, y es que llegar hoy hasta aquí y no deleitarse en la naturaleza que nos envuelve es un delito contra el buen gusto, pero como hay gente para todo, pues ya se sabe. Al llegar a destino tomaremos un pequeño camino junto a la Masía, a la izquierda que nos llevara tras unos 400m a lo alto de la montaña y nos dejará unas impresionantes vistas de las últimas montañas de la Calderona fundiéndose con el valle del Turia y volviendo a remontar en la comarca de los Serranos.

Lastima no poder disfrutar mucho más de estas vistas pero el viento aquí en lo alto es algo fresquito y la sudada que llevamos nos desaconseja quedarnos mucho rato, hacemos unas fotos y buscamos un buen lugar para almorzar. Estamos en la parte de las montañas fronterizas entre Valencia y Castellón, en el término municipal de Segorbe, a poco que ganemos altura también veremos la serra de Espadan, es por ello que la visita de la Calderona nos proporciona siempre espectaculares vistas panorámicas.




Ya solo nos queda la bajada. Esta será técnica por el estado del terreno, nos encontraremos con alguna rodera que nos templará los nervios y nos dejará con el pensamiento: "me la pego, me la pego". Curvas casi imposibles de 180º unidas a la velocidad de la bajada nos darán ese punto de emoción solo estropeado por el roce constante de los frenos y el consiguiente disgusto, tanto por el ruido como por ir frenado todo el rato, amén de la perdida de seguridad que nos produce.

Una jornada tan intensa con nuestro amigo Stendhal nos ha llevado a trabar una relación tan estrecha que ya lo tuteamos así que a partir de ahora será "Joe", nos despedimos por hoy emplazandolo a quedar en la siguiente ruta.
Hacíamos referencia a la ubicación del Mas de Tristan en Segorbe, realmente muy cerca de Gátova, e aquí un enlace interesante para saber por donde nos movemos; podemos buscar un municipio y ver sobre Google Earth demilitado su término municipal, un juguetito que sin duda nos ayudará a orientarnos y de paso nos proporcionará unos buenos momentos de juego.
http://www.aitorgaston.com/tm.php


De Manises a la Ermita del Castillo (Chiva)

"Las montañas ayudan a los hombres
a despertar los sueños en ellos dormidos"
Gaston Rébuffat

Pues seguimos con nuestra manía de descubrir rutas nuevas. Esta nos lleva en el la mañana de hoy desde nuestra base en Manises hasta Chiva, nada menos que 38 kilómetros de ida que con la vuelta, se convertirían en los nada despreciables 76. Admitamos que en el regreso hicimos un pequeño cambio de planes y recortamos al final solo 4 del total de la ruta. La semana pasada en lo alto de la Serra Perenxisa, hablábamos que las principales cumbres más cercanas ya las teníamos todas coronadas, entonces caímos en la cuenta de que nos faltaba el alto de la Virgen del Castillo en Chiva. Nos quedaba pues la inquietud de que tal vez fuese demasiado recorrido como para afrontarlo desde la base, de ser así lo haríamos desde otro punto con el remolque, pero una vez analizada detenidamente la ruta y a pesar de que los kilómetros no iban a ser moco de pavo, nos decidimos a hincarle el diente “con un par” desde Manises, debido a que las subidas, exceptuando la principal no iban a ser muchas. Seguimos siendo hoy tres los jinetes una semana más al salir al filo de las 09.00. El tiempo amenaza con regarnos el camino si nos retrasamos mucho, pero a estas horas las nubes no son una amenaza, eso si, nos tapan el sol que a esta hora siempre se agradece, el viento casi huracanado de ayer ha pasado de largo y no nos molestará demasiado en todo el día. Otra vez en dirección a la Muntayeta, pasamos la baseta blanca y seguimos recto para enlazar con el camino de Cheste allá por el camino del tiro al blanco, continuamos hacia los toboganes donde nos encontramos con un gran charco de agua debido a la rotura de una tubería, hacemos el último tobogán recordando los viejos tiempos cuando nos parecía lo más de lo más; hoy nos ha parecido un pequeño juguete. De aquí a la carretera de Cheste sin incidentes, una vez allí nos desviamos a la izquierda iniciando la parte nueva de la ruta, un poco más adelante cruzamos la carretera y comenzamos un zig zag que se nos hace interminable entre los campos de secano y con algunas viñas muy bien cuidadas que nos dejan alguna pincelada digna de recordar y así lo hacemos con unas instantáneas a la para que aprovechamos para aliviar nuestros resecos gaznates.


Un poco más adelante nos encontraremos con el obstáculo de la jornada; un camino que estaba en los mapas, que nos muestra claro el GPS y por el cual fue trazada la ruta y que sobre el terreno no aparece. Hacemos una búsqueda por los caminos cercanos y nada... así que nos disponemos a cruzar la viña por la parte más externa y pegados al margen con sumo cuidado para no estropear nada, sentimos tener que hacer esto pero no tenemos más alternativas ya que el camino a continuar está detrás de este campo. Conseguido. Continuamos en dirección a Cheste aunque estamos más cerca de Chiva. Pasamos junto a un almacén donde una enorme montaña de algarrobas nos recibe ya de lejos con su olor dulzón, nuestro fotógrafo no vacila ante lo inusual de la panorámica.

La rodeamos para entrar por un caminito a la izquierda que nos lleva a las puertas de un campo de naranjos; otra vez el mismo problema de antes, aquí el camino entra por dentro del campo, las puertas están abiertas (más bien parece que hace años que no se pueden cerrar) y la cerca está más rota que entera, otra vez nos cruzamos el campo para llegar a la carretera que nos sacará del pueblo en dirección a Chiva, poco después cruzaremos el Barranco Grande y al poco la Vía del tren por un paso a nivel sin barrera, motivo más que de sobra para echar mano de la prudencia pues a parte de estar en juego nuestra seguridad estamos poniendo a prueba a todo el colectivo biker (ya se sabe que lo que un biker hace mal " lo hacen todos los bikers", esta prudencia y modo de comportamiento cívico lo pedimos en todo momento, nosotros por nuestra parte tratamos siempre de cumplirlo). Poco después descendemos para cruzar el barranco de la cueva morica, y al salir de él estamos junto al cementerio de Chiva, que nos conduce hacia el interior del pueblo pasando junto a la iglesia de San Juan Bautista del siglo XVIII y por la fuente de los chorros con su gran balsa.


Desde aquí cruzaremos todo el pueblo para encaminarnos hacia la antigua N-III, la cruzaremos visualizando justo enfrente nuestro destino. Por fin comienza la subida. Vamos rodando entre chalets casi hasta arriba, la pendiente no es demasiado dura pero los kilómetros acumulados en las piernas a estas alturas de la jornada no perdonan y la rampa se va endureciendo a cada metro que pasa, hemos ido por el trazado más largo para intentar suavizar la subida, lo podíamos haber hecho por el vía crucis, que lo hace más corto pero más empinado, pero hemos dejado este tramo para la bajada.

La llegada arriba se hace acompañada de unas vistas excelentes. Nos cuesta un poco ubicarnos pues las últimas curvas nos han hecho perder la orientación. Esta vuelve enseguida y rápidamente reconocemos frente a nosotros La Rodana junto a sus hermanas pequeñas, La Muntanyeta, San Miquel y la Montieleta y por detrás de ellas, como colofón toda la Serra Calderona; a nuestra derecha la última cumbre superada, Cumbres de Calicanto, por detrás de ella la Serra Gallinera. Y Valencia y el mar en el valle formado por estas dos cadenas montañosas.




Sentados en la puerta de la ermita para protegernos del viento nos preparamos para almorzar con el sedante espectáculo que supone admirar nuestras queridas montañas, este placentero momento solo se ve roto por el constante ruido procedente de la autovía de Madrid que pasa muy cerca del pueblo. Rememoramos la victoria del Valencia en la copa del Rey (antes ya les hice el pasillo) mientras se acerca la hora del café. Una vez terminado nos ponemos a hacer fotos como locos junto al Vértice Geodésico que marca la cota de los 367 metros de altitud y no nos deja indiferentes la barbarie y vandalismo de que hacen gala algunos energúmenos, la zona está llena de cristales rotos y también de lo que parecen restos plásticos de algún componente pirotécnico, así como el deterioro de las placas informativas junto a la ermita. Entre exabruptos e intentos de comprender lo incomprensible (por más que intentamos ponernos en el lugar de esta gentuza para saber por qué hacen lo que hacen no podemos entenderlo, nos gustan tanto los espacios naturales y los lugares interesantes que nos pone de mal humor ver la dejadez y la mala educación de demasiada gente), nos ponemos manos a la obra de plantar nuestra bandera ecológica.

Ya nos disponemos a bajar y preparamos el vídeo. La bajada es corta pero intensa y alcanzamos los 50km/h., el camino que termina justo en la carretera nos hace frenar mucho antes de lo que normalmente lo hacemos pues un camión de gran tonelaje que acaba de pasar nos despierta la neurona de la prudencia un segundo antes de lo habitual. En el camino de vuelta estamos determinados a recortar distancia, así que nos disponemos a hacer lo que no nos gusta hacer; ir por carretera. Pero maticemos: las carreteras por las que vamos a transitar las conocemos y casi no tienen tráfico, lo peor será cruzar Chiva y luego Cheste por la circunvalación, pero con cuidado y sentido común y como no, prudencia, no habrá problema. Por otra parte tenemos de nuestro lado la hora, son más de la una y el tráfico por esas carreteras casi vecinales es todavía más escaso. Así que cuando nos venimos a dar cuenta hemos dejado Cheste atrás y circulamos por la carretera de Loriguilla con un poco de viento casi favorable que nos hace rodar a casi 50km/h. Uf, si tuviéramos ahora una flaca... nos desviamos casi en el km 4 hacia la izquierda para entrar en el camino de los toboganes (Cheste- Riba Roja) y entrar así nuevamente en territorio conocido. Ahora llegaremos hasta Riba Roja y pasaremos por Masía de Traver para ir junto al río y deleitarnos con el baño de primavera con que nos recibe la inmensa arboleda teñida de un verde rabioso.


Algunas fotos después continuamos camino junto al Turia por la zona abierta del parque, los árboles, semanas atrás desnudos se visten ahora de color, verde, claro. Distintos tonos según el tipo de árbol, distintos tamaños de hoja, distintas formas y distintas texturas para decirnos de forma inequívoca que la primavera a llegado a cada rincón del nuevo parque y, que tal como preveíamos esto es una autentica maravilla, si algún pero hay que ponerle al esto es que las cañas que arrasaron están volviendo a crecer con una fuerza y rapidez tal que nos tememos que vuelvan a invadir los caminos, veremos que soluciones se ponen a esto.



Una vez pasada La Presa y el merendero donde nace la acequia de Moncada hemos subido hacia arriba en lugar de cruzar el puente. La subida bajo el by-pass que tantos problemas nos presentaba en el pasado han quedado allí definitivamente, incluso en días como hoy que el firme está un poco deteriorado por el paso de motos y caballos, la subida no ha podido con nosotros. Ya enfilamos los últimos tramos de la jornada pensando en los momentos vividos y sacando como es habitual los mejores momentos de cada ruta, los malos nos durarán unos pocos días, pero con el tiempo solo serán un recuerdo en el blog, porque como dice Salva, incluso las peores dan ganas de volver a pedalearlas.

domingo, 27 de julio de 2008

De Manises a la Serra Perenxisa (Calicanto)

"El llano es la paz; la montaña, el combate."
L. de Launay.
Serra Perenxisa (I)

De intento fallido podríamos calificar la ruta de hoy. Nuestra primera incursión hacia el sur nos debería de haber llevado hasta el alto de la Serra Perenchiza más conocido por Cumbres de Calicanto, previo paso por el vértice geodésico de ....., pero la imposibilidad de alcanzar dicho punto y dadas las circunstancias de hoy (dos miembros del grupo se marchaban esta tarde a cumplir con otra de las aficiones, en este caso, la observación astronómica), nos obligó a aplazar la ruta y dejarla para otro día, cuando la ascensión este clara, pues, la senda que buscábamos en el día de hoy y que suponíamos no sería ciclable resulto ser inexistente.
La mañana se presentaba tan limpia que nos hacia prever lo magnifico de las vistas que íbamos a disfrutar en la cumbre, tan solo unas ligeras brumas matinales entrando por el mar y que esperábamos que el calor las fuera disipando conforme avanzara el día.
Ya desde el P.I. de Manises veíamos en la distancia nuestro destino, al llegar al final de la valla, en la cabecera del aeropuerto giramos a la izquierda para coger el 2º desvío a la derecha e ir prácticamente en línea recta hasta el P.I. de Quart en la N III. Ojo, pues estamos en la vía de servicio de la nacional y el tráfico aunque escaso va a toda velocidad. Buscamos la pasarela a la izquierda de nuestra posición y nos lanzamos a cruzarla para girar a la derecha ya en el otro lado, la segunda calle a la izquierda nos lleva hasta una gran avenida al final y en ella a la derecha, pasaremos frente al edificio de correos y la siguiente a la izquierda y luego derecha antes de llegar al puente, iremos paralelos a la vía del tren hasta encontrar el paso a nivel, al cruzar ya estaremos fuera del P.I. y por tanto habremos dejado atrás la zona más fea y aburrida de la etapa. Entraremos en un camino sin perdida casi en línea recta también y que nos llevará a pasar junto a algunas masías antiguas, estas aún en uso agrícola se las ve algo desmejoradas pero en activo, no todas pueden decir lo mismo y no todas han sucumbido al ímpetu especulador de terrenos. Un poco más adelante un tufo que tira de espaldas nos obliga a aguantar la respiración, pero el olor es tan penetrante que se filtra aún contra nuestra voluntad por nuestras fosas nasales, este viene de un barranco lleno de agua estancada según parece, la verdad es que no nos hemos parado a mirar si el agua corría o no pues al primer puñetazo en la nariz hemos puesto tierra de por medio a la mayor velocidad que hemos podido, y eso que los perros aún no los habíamos visto, este sería el siguiente sprint. Antes pasamos por un tramo en el que el camino queda resguardado por los muros que se yerguen a ambos lados del camino y que dejan este por debajo del nivel de los campos circundantes, es un tramo corto pero con encanto. Enseguida llegamos a una Masía y un enorme perro sale a nuestro paso con más entusiasmo del debido lo que provoca la espantada en el grupo y de paso el susto del pobre perro que sale reculando casi tan rápido como nosotros, cuando ya nos jactábamos de haberlo asustado vemos que sus tres compañeros no iban a ser tan fáciles de ahuyentar, de todas formas la inercia que llevábamos les hace desistir por ellos mismos de una persecución por esos caminos de Dios. Siempre por el mismo camino cruzamos por debajo de las obras del AVE y enseguida llegamos al puente sobre la A 7, desde arriba tenemos una inmejorable vista de la montaña. Lo que de lejos era una simple montañita ha ido creciendo con la cercanía hasta magnificarse ante nuestros ojos y llenar toda la frontal de nuestro ángulo de visión, realmente la montaña desde un extremo al otro es muy grande, desgraciadamente desde el punto de vista paisajístico la gran cantidad de chalets existentes y los nuevos en construcción dejan poco o nulo margen a la naturaleza. Desde nuestra posición y hasta el pie de la montaña al frente y la N III a nuestra derecha, se extiende un interminable manto de naranjos llenando todo el panorama con un abanico tan grande de verdes que resulta difícil imaginar tanto colorido en un solo color. El terreno que encontraremos ahora variará bastante del firme por el que veníamos transitando, casi todo asfalto o si no un terreno biker pero sin piedras. Ahora eso cambia y nos encontramos con las piedras. No será por mucho tiempo pero con lo finito que veníamos todo el rato ahora nos pica un poco más de lo esperado. Vamos de frente a un camino que no es tal y en cambio si que es un zarzal impresionante, sin problemas, hay un camino alternativo que pasa junto al Mas del Rey en la partida de la Reva. Giro a la izquierda y ya estamos siguiendo el trazado previsto, pasamos junto a una gran balsa de riego y seguimos recto, enseguida nos encontramos con un camino asfaltado. Recto subiríamos a la cumbre si supiéramos encontrar el camino dentro del laberinto que suponen estas urbanizaciones, pero estamos buscando a la derecha la subida al vértice por lo que llegamos hasta el final del camino adentrándonos en una urbanización y callejeando por estas llegaremos a la parte más alta, junto al deposito de agua. Sorpresa, desde aquí no hay continuación hasta donde queríamos llegar, la susodicha senda ha sucumbido bajo el imparable poder del hormigón, además es imposible ir campo a través pues las vallas de las parcelas colindantes nos lo impiden, la solución sería subir por donde decíamos antes pero la subida por allí es muy pronunciada y hoy habíamos cambiado esta ruta por La Rodana para que fuera factible poder ir esta noche a observar a dos componentes del grupo. La otra opción es buscar la subida por detrás de la montaña, pero hoy no es día de ponerse a buscar, así que en la zona más despejada y con mejores vistas nos sentamos en el bordillo de una calle de la urbanización un tanto solitaria y antes de que podamos arrepentirnos los bocatas saltan a nuestras manos, por una vez a una hora prudente. Les hincamos el diente deleitándonos mientras tanto con las grandiosas panorámicas que se nos ofrecen de todas nuestras montañas desde una perspectiva totalmente nueva, y es que por primera vez tenemos todas nuestras montañas al norte y tras ellas sirviendo como marco incomparable la Calderona en toda su totalidad, desde que nace allí en Puzol alimentándose del cercano mar y hasta que se une con los montes de Andilla y más allá con las primeras estibaciones del Javalambre. Muchos pensamientos afloran a nuestra mente para llenar la conversación mientras admiramos los imponentes paisajes y llenamos nuestras retinas de un paisaje mil veces visto y a la vez nuevo, pues nunca lo vimos desde esta perspectiva. Aprovechamos el momento antes de partir para plantar nuestra bandera y conmemorar este fallido asalto a la cumbre con una foto de grupo en el lugar donde plantamos las bellotas. Finalmente y tras vaciar la mochila del peso extra que nos acompañaba emprendemos la vuelta por el mismo camino que hicimos al venir, conocido el camino y sin ningún acontecimiento digno de reseña la llegada a la base se produce de forma rapidísima por lo que a pesar de los 47km. de ruta nos ha sabido a poco y nos queda un regusto amargo que intentaremos suavizar a golpe de cerveza y comentarios sobre la próxima ruta que será el asalto de invierno a La Rodana. Esta crónica continuará para contar la coronación de esta cumbre y contar los magníficos momentos que intuimos en la cumbre con una visión totalmente circular. Continuará....

Serra Perenxisa (II)

Y ya está aquí la continuación, esta ruta había dejado una espinita clavada en la moral del grupo, y, ni nuestro orgullo ni nuestras ganas de alcanzar la cumbre iban a dejar pasar mucho tiempo antes de emprender el asalto definitivo. Hoy nuevamente mermados en fuerzas y número por la baja del "benjamín" del grupo (por las próximas 3 semanas, debido a un esguince) afrontábamos sin embargo el reto con la confianza que da una exhaustiva planificación, pues no queríamos volver a la base con las manos vacías. En nuestra anterior incursión lo hicimos por el P.I. de Quart en la N-III, hoy cambiaríamos la ruta para evitar pasar por las cercanías del Fervasa (planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos) debido al desagradable impacto tanto visual como sobre todo olfativo que produce. Así que planificamos la ruta pasando por la Muntanyeta y dirigiéndonos hacia Les Rodanes, pero en este caso al cruzar la carretera de Loriguilla nos desviaremos en seguida a la izquierda para iniciar una bajada por terreno pedregoso y bacheado hasta la zona de nueva urbanización en Loriguilla, aquí cruzaremos el barranco de Pozalet y de ahí recto hacia la vía del tren, vamos paralelos a ella hasta que podemos cruzarla por un "paso a nivel" frente a la masía de Mompó, este tramo espectacular por el intenso olor a azahar que desprenden los naranjos en flor que abarrotan los lindes del camino, es un tramo corto pero intenso que reviviremos más adelante. Ya estamos en la nueva zona del P.I. de la Reva, aquí buscaremos el paso inferior de la A-3 por dentro de la Rambla de Poyo (esta rambla ya la citamos en su día en la crónica Pedralba-Chiva-Cheste, y es la que llega a La Albufera tomando diversos nombres por allá por donde transita). Desde dentro del barranco tenemos una bonita instantánea del viejo puente de la carretera que como un gigantesco esqueleto agoniza junto a la nueva carretera y que el desuso y el abandono han condenado a un olvido silencioso junto al ensordecedor ruido de las nuevas, modernas y gigantescas autopistas.

Volvemos a la superficie en el otro lado y el panorama es totalmente distinto; aquí los campos de naranjos son los amos y señores del territorio aunque conviven en total armonía con algún viñedo, o cultivos de cebollas o plantaciones de frutales sin identificar debido al abandono, (prometemos seguir esforzándonos en la identificación de plantas y cultivos). Será en esta zona y por muchos kilómetros cuando el penetrante aroma del azahar hará nuestras delicias, el gozo es total, tanto que dan ganas de parar bajo un naranjo y quedarse allí por un buen rato, pero seguimos pedaleando.

Las masías se suceden unas a otras, unas mejor cuidadas que otras, todas diferentes pero a la vez todas iguales; preciosas en su pequeña burbuja del tiempo, desafiando los avances del imperio tecnológico y mundano que todo lo reduce a formas arquitectónicas tipo nave industrial sin personalidad o fastuosas construcciones fuera de lugar en espacios agrícolas, por si acaso, nos hemos entretenido fotografiándolas y dejándolas en nuestra memoria digital, que no siempre es mala la tecnología.

Serpenteando entre los campos van cayendo sin tregua los kilómetros y nuestro destino es cada vez más grande conforme nos acercamos a él, o a ella, la montaña, la Serra Perenchiza, más conocida como anteriormente comentamos, Calicanto.

Pasada la Masía del Rey (que nos sirve como punto de referencia) nos dirigimos hacia el oeste paralelos a la montaña, nos sentimos observados por ella y vamos dando un grandioso rodeo para intentar pillarla por la parte de atrás desprevenida. Salimos del camino y nos incorporamos a una carretera asfaltada que cruza el Barranco del Gallego, este ya lo cruzamos antes por un badén con algo de agua, ahora aquí en medio de las urbanizaciones y en una zona más arbolada y sombría vemos que el caudal de agua es bastante abundante, parece que las lluvias de esta semana han dejado su tributo.


En lo alto de esta cuesta nos incorporamos a la carretera de Godelleta por espacio de 150m. para salir rápidamente a la izquierda y discurrir paralelos a ella por una pequeña zona boscosa que también está junto al citado barranco que volveremos a cruzar para meternos de lleno en la subida a las Cumbres de Calicanto. Antes pasamos por una bonita zona de recreo en la que las mesas de picnic junto al curso de agua del barranco se ven adornadas con pequeños y pintorescos puentes de madera, la estampa destila tranquilidad, pequeña parada para empaparnos de ella y ponemos el corazón a bombear a tope en la subida.

A pesar de ser asfaltada y con buen agarre las rampas son durillas, vamos jugando con los cambios para encontrar el golpe de pedal que mejor se adapte a nuestra manera de subir, aunque siempre preferimos las subidas que van cuesta abajo...los arcenes son grandes y eso se agradece pues, al estar en una urbanización tan grande como esta (en realidad son varias urbanizaciones juntas, pero no se distingue donde acaban y empiezan) el transito de coches es constante. Toda la zona está señalizada con postes de madera que indican y avisan de que es una ruta cicloturista, pero a la velocidad que nos han adelantado algunos coches parece que a sus conductores poco les importa, en las carreteras como estamos en su terreno tenemos las de perder, en pistas forestales como tienen prisa por llegar a donde sea nos hacen comer todo el polvo del mundo y también tenemos las de perder, en caminos agrícolas como van a hacer las labores del campo; eso si, con sus audis o bmw, y llegan tarde para recoger las coles, van rápido y también tenemos las de perder, en caminos perdidos, como van haciendo rallies también tenemos las de perder, ¿nos queda algún terreno en el que podamos convivir sin tener siempre las de perder?. Pasado este momento acción protesta o intento de culturizar o llámese como se quiera, seguimos con la crónica.
De momento la subida va tan metida entre chalets que no vemos nada, pero de vez en cuando queda un hueco sin construir (todavía) o alguna calle que nos muestra las vistas que poco a poco vamos ganando con la altitud. La rampa no afloja, es más, en ocasiones da otra vuelta de tuerca y nos pone las cosas realmente difíciles, no parece que la hayamos pillado desprevenida ni mucho menos, aunque como es la primera vez no lo sabemos realmente, igual si y la próxima vez aún es más dura la subida. Nos vamos acercando al desvío de la placa de Vértice Geodésico, al llegar a este, vemos que este baja mucho, Luis nos comenta que se trata de una placa y no de un poste por lo que decidimos dejarlo para mejor ocasión y seguir adelante en busca de la cumbre. Ya estamos casi arriba de la montaña pero no en la parte más alta, y en este tramo de sube-baja ya tenemos unas vistas espectaculares en todas direcciones, estamos ansiosos por llegar a las antenas que es la zona más alta y donde tenemos prevista la parada y punto final de la ruta en sentido ida. Algunos chalets con unas vistas que nos dejan sin sentido nos hacen comentar que de vivir ahí más de un sábado se iban a quedar los compañeros esperándonos, pues un buen desayuno en esas terrazas no tiene precio. La montaña no está dispuesta a dejarse conquistar fácilmente y, con ese pensamiento nos pone la penúltima dificultad antes de sucumbir bajo nuestras ruedas; una rampa exigente como las de nuestra "reina", esto ya no nos asusta, además, después del Caroig, o la Cova Santa, o Pedralba, menos. Superado este escollo viene el último; ahora a la rampa se le une que ya no hay asfalto y las piedra viva están ahí delante esperándonos y dejando solo una trazada posible; las encaramos con la seguridad que da la experiencia, mucho desarrollo y .... neumáticos nuevos, vamos a comprobar el agarre de las nuevas gomas. Estas responden bien y se agarran a los bordes erosionados de las piedras como los dedos de los escaladores a una pared, cada pedalada encuentra la tracción precisa en la piedra en la que nos encontramos y así a golpe de cerveza...digo biela (en que estaríamos pensando) vamos superando la pendiente y con ella la montaña. La hemos vencido. Otra cumbre superada, otra bandera que hoy si que será plantada en forma de bellotas cumpliendo así con nuestra pequeña acción de reforestación.

Nos toca deleitarnos en el espectáculo paisajístico que se nos brinda en cualquier dirección en que miremos, la extraordinaria visibilidad que un sábado más se nos presenta hace que veamos absolutamente todo a nuestro alrededor con el único impedimento que supone el horizonte o las montañas más altas de la Comunidad Valenciana. Ciertamente el impacto visual es sobrecogedor y la nitidez del día invita a regodearse en nuestra suerte y disfrutar del panorama como pocas veces lo habíamos hecho. No tenemos ojos para mirar todo lo que se nos ofrece y recibimos más información de la que podemos procesar, personalmente la sensación es maravillosamente abrumadora.



Además la llegada arriba se ve acompañada por la grata sorpresa de encontrar un Vértice Geodésico de primer orden, como no podía ser de otra manera nos lanzamos a por la foto de rigor que nos inmortalice junto a dicho mojón. Ponemos la digital a trabajar que es un primor y las instantáneas van cayendo a buen ritmo. Saciados momentáneamente en la captura de imágenes nos disponemos a reponer fuerzas eligiendo unas piedras para sentarnos de cara a la Serra Calderona aunque con vistas al mar, a la Albufera y la Serra Gallinera y Aitana entre otras.


No paramos de comentar todo cuanto nos rodea, parecemos esponjas absorbiendo información panorámica pues, sabemos que la partida no podemos demorarla mucho más. Tras plantar las bellotas y hacer las últimas fotos nos dirigimos hacia el inicio de la bajada, intentaremos bajar por un camino nuevo que atraviesa las urbanizaciones casi de arriba a abajo de la montaña, como no estamos muy seguros de cual es el camino a seguir preguntamos a unos paseantes y con su ayuda nos lanzamos montaña abajo poniendo a prueba los frenos recién estrenados y que junto a los neumáticos hacen que hoy estemos "casi" de estreno.

No tenemos grandes dificultades para encontrar el camino correcto y esto hace que nos ahorremos unos 7-8km. que unidos a los que ahorraremos volviendo por La Mallá y por tanto pasando por donde no queríamos haber pasado nos dará un sustancial ahorro en kilometraje que no obstante nos situará la ruta en los 62km. de recorrido. La vuelta sin incidentes dignos de destacar que no estén comentados en la primera incursión por esta ruta, la primera parte hasta el by-pass es un placentero paseo entre naranjos que, en ocasiones nos satura el olfato de azahar, a pesar de estar acostumbrados a este aroma no nos cansamos de deleitarnos en su intensa fragancia, tan potente que es "palpable", casi puedes cerrar los ojos y cogerla con las manos. Tras la autopista el paisaje cambia poco a poco, los cultivos van dejando paso a campos abandonados, más cuanto más cerca estamos de los P.I. hasta que finalmente y una vez llegados a la ciénaga maloliente que ya pasamos la otra vez y superada la vía del tren por el paso a nivel nos metemos de lleno en la fealdad sin limite que supone un P.I. Solo destacar que junto a la fabrica de cementos Holcim hay un camino junto a la vía que a parte de servir de vertedero incontrolado para deshacerse de todo tipo de enseres, también sirve de vertedero para las hormigoneras que vacían aquí sus cubas con los restos de hormigón, motivo el cual hace de este camino una montaña rusa, a este ritmo construirán una pared de hormigón que no harán otra cosa que tapar las salidas naturales de agua en caso de lluvias torrenciales, y después nos quejaremos. Superamos la A-3 y dejamos atrás la parte del polígono para adentrarnos otra vez entre naranjos en la zona cercana a La Mallá en Manises y de ahí pasar junto al perímetro del aeropuerto y dirigirnos sin tregua en los últimos kilómetros hacia la base. En definitiva podemos decir que hemos encontrado otra de esas rutas base para cuando no hagamos una salida con el remolque, las tan trilladas rutas hacia Vilamarxant, Lliria y Benaguacil tienen ahora otra ruta hermana con la que competir semana tras semana para ganar nuestros favores, que buena es para nosotros esta competencia que sin duda nos alejará del aburrimiento.